ALCOHOL Y ACTIVIDAD FÍSICA
En este post, veremos qué relación existe entre la ingesta de alcohol etílico y la práctica de actividad física, además de los hábitos de consumo de la población la que realiza habitualmente. ¿Qué efectos tiene el consumo de alcohol en nuestro organismo antes de la práctica deportiva?, ¿y después?. ¿Y en nuestro rendimiento?.
De los posibles factores principales que pueden dañar la salud del ser humano, el alcohol está a la cabeza, junto con el tabaco, las drogas, el sedentarismo y la obesidad. En el caso del alcohol, su consumo, que sobre todo se eleva durante las reuniones sociales, tiene un alto grado de aceptación en nuestra cultura.
De hecho, existe la falsa creencia de que el alcohol tiene propiedades estimulantes, calóricas, nutritivas y con capacidad de otorgar fuerzas, además de aumentar el apetito sexual (Espada, Méndez, Griffin y Botvin, 2003). En relación a estas afirmaciones, la cerveza también se ha intentado vender como una bebida nutritiva debido a la cebada y la levadura, pero es falso. La cerveza sí proporciona proteína, hierro y vitaminas pero por el contrario, aporta un gran cantidad de calorías (Rubio, 2000).
Del mismo modo, es sabido que el alcohol etílico (etanol) es tóxico para la mayoría de tejidos del organismo. También, se sabe que su excesivo consumo y crónico, se asocia al síndrome de dependencia al alcohol, y a numerosas enfermedades inflamatorias, así como degenerativas.
Por el contrario, ¿qué efectos se pueden observar en nuestro organismo si el consumo de alcohol es moderado y esporádico?. Es decir, cuando salimos a cenar o “a tomar algo”, y todo se acompaña con una cerveza, vino o combinados de ginebra, ron, vodka, whisky… Y sobre todo, qué puede pasar si consumimos alcohol antes de realizar alguna actividad física o deportiva.
Las investigaciones previas nos muestran que los consumos de alcohol en cantidades bajas y moderadas podrían tener beneficios para la salud, sobre todo la reducción de la mortalidad por causas cardiovasculares. Del mismo modo, y por poner un ejemplo, una investigación en sujetos adultos de entre 15 y 69 años comprobó que dicho consumo (moderado) tenía una función antiséptica bacteriana, en concreto, contra la bacteria “Helicobacter pylori”. Es decir, que tenían menos infecciones que las personas abstemias.
Aunque en la actualidad no hay dudas sobre que el excesivo consumo de alcohol afecta al sistema cardiovascular con patologías graves como la miocardiopatía alcohólica, hipertensión, arritmias y accidentes vasculares cerebrales, en los últimos años han aparecido investigaciones sobre la relación positiva entre el consumo moderado y la reducción de la mortalidad por accidentes cardiovasculares. Además, estos estudios también diferencian el tipo de bebidas alcohólicas, y parece ser, que el vino tinto es más beneficioso que el resto debido a sus efectos antioxidantes y antiinflamatorios.
Tras lo expuesto, podemos hacer una reflexión, ¿debemos consumir cantidades de alcohol moderadas?. Debemos saber, que las bebidas alcohólicas tienen un alto índice de calorías y muy pocos nutrientes (cerveza y vino tienen vitaminas), el organismo no las utiliza, es decir, son calorías vacías. Al igual que pasa con las bebidas azucaradas, la bollería, azúcares, etc… El alcohol tiene aproximadamente unas 7kcal/g.
Según la OMS (Organización Mundial de la Salud), la ingesta recomendada es de alrededor de unos 30 gramos al día. Asimismo, en la siguiente tabla se puede observar la cantidad de alcohol aproximada que tendría cada tipo de bebida alcohólica:
TIPO DE BEBIDA | CANTIDAD | ETANOL (g) | KCAL |
cerveza | 330 ml | 14 | 150 |
ginebra | 55 ml | 20 | 140 |
ron | 60 ml | 20 | 140 |
tequila | 55 ml | 20 | 140 |
vino espumoso | 1 copa | 13 | 100 |
vino rosado | 2 copas | 17 | 135 |
vino tinto | 2 copas | 21 | 170 |
vodka | 60 ml | 20 | 140 |
whisky | 55 ml | 20 | 140 |
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Del mismo modo si hablamos de la ingesta de alcohol previa a la realización de actividad física, diremos que, generalmente, puede producir efectos negativos en el organismo. Entre otros, la deshidratación, que es uno de los mayores riesgos que se puede correr cuando se realiza alguna actividad física y sobre todo, porque el alcohol etílico puede actuar como diurético. Se le añade esto que, la fuerza se puede ver disminuida, será más difícil recuperar de los esfuerzos, habrá pérdida de concentración y coordinación, una aparición temprana de la fatiga en las pruebas de resistencia y la peor cicatrización de las heridas.
Por lo que se puede observar en las investigaciones, la ingesta excesiva de bebidas alcohólicas es nociva para nuestro organismo, aunque sea de manera esporádica. Por el contrario, una ingesta controlada, moderada y responsable, no es nociva, es más, puede ser recomendable. Y si además, le añadimos la buena compañía de nuestra gran familia CLOCKWORK, los beneficios se se pueden ver ampliamente multiplicados.
Referencias:
Espada, J.P., Méndez, X., Griffin, K.W. y Botvin, G. J. (2003). Adolescencia: consumo de alcohol y otras drogas. Papeles del Psicólogo, 23(84), 9-17.
Rubio, G. (2000). Alcoholismo. Jano Especial, 59(1361), 10-14.
Vaquero-Cristóbal, R.; Isorna, M.; Ruiz, C. (2012). Review about state of alcohol consumption and physical sports practice. Journal of Sport and Health Research. 4(3):269-288.